Текст: Joan Manuel Serrat. El Hambre.
Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
alla donde el estomago se origina, se enciende.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
Arroja los estudios y la sabiduria,
y se quita la mascara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardia
de los conocimientos que descubre y procura.
Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuna, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
Se ejercita en la bestia, y empuna la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces solo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la vision duele y pesa.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Ayudadme a ser hombre: no me dejeis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi cancion presiente.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botin sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
alla donde el estomago se origina, se enciende.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
Arroja los estudios y la sabiduria,
y se quita la mascara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardia
de los conocimientos que descubre y procura.
Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuna, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
Se ejercita en la bestia, y empuna la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces solo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la vision duele y pesa.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Ayudadme a ser hombre: no me dejeis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi cancion presiente.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botin sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
El hambre?
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
Tened presente el hambre.
Serrat, Joan Manuel